La depresión es una enfermedad, es cierto, pero es mucho más que eso ya que se ha metido dentro de mi alma, ha cambiado por completo mi forma de pensar, de ver la vida,y creo que ya nunca más volveré a ser la misma de antes.
Me esfuerzo día a día para seguir adelante, pero no puedo.
No me importa lo que me digan los demás, lo que veo son sólo mis fallos, muchas veces, cuando me encuentro frente a una felicitación me siento indigna ya que pienso que pude haver hecho algo más. No es una actitud, es un sentimiento, es sentirse inmerecida de los halagos que me dice la gente...
Mi antiguo psicólogo me dijo que las actitudes de las personas se pueden cambiar y yo me pregunto lo siguiente: ¿Cómo se cambian los sentimientos? ¿Con pastillas?
No me apetece llamar o invitar a la gente. No me gusta ver a muchas personas juntas, ya que no son capaces de entenderme, lo mismo me está pasando con la família.
Hay días que me encuentro bien, días que me parece todo cómo antes. También están los días malos, tengo ataques de ansiedad y otros está la voz en mi cabeza que me dice que ya no soy necesaria en este mundo de mierda.
Y me vienen las ganas de morir ¿Qué debo hacer? Los amigos y la familia que te han prometido tantas veces escucharte, y luego te dicen que no quieren hablar de eso, o si ya has pasado un periodo más largo malo ya nadie quiere escuchar alguien que se queja “sin razón”.Pero ahí sigue la idea de la muerte que queda rondando en mi cabeza. No se trata de tener valentía y ni siquiera de falta de esta, es algo que se tiene o no se tiene.
Siempre me he considerado una luchadora y me niego a rendirme, pero hay días que no se donde acudir, todos tienen sus problemas, andan apurados y si te dicen así rápido dime ¿Qué te pasa? ¿Qué dices, que te quieres morir?, ¿Porqué eres así de ingrata con la vida? ¿Des de cuándo tienes esto o aquello?...
Si te dicen esas cosas o un día recibes un ¿qué te pasa? Que suena a “no tengo tiempo para ti, hay cosas más importantes que tengo que hacer” es difícil que yo vuelva acudir a esa persona, ya que en mi parecer, efectivamente, no soy tan importante como lo otro que tiene que hacer.
Hace dos días tuve un sueño, en el que él me acogía un rato entre sus brazos, mientras yo absorbía lágrima tras lágrima, parecía que no terminaría nunca. Ese sueño aumentó mi vacio emocional, ya que no lo tengo a mi lado.
Pero creo que no era él que me tenía entre sus brazos, creo que era el ángel de la muerte. Alivia mis angustias, nada se ve bonito. Lo único que realmente necesito es envolverme en la nada, y que me alivie un abrazo fuerte, grande y sobretodo sincero.